Se trata de una nueva carta de los autores del Manifiesto de hace dos semanas en respuesta a la última del Presidente de la Academia, Félix Muñox y su Junta Directiva.
Se trata de la Carta de respuesta a la del Presidente de la Academia de Publicidad y a su Junta Directiva (en respuesta a la suya de fecha 21 de septiembre)
Madrid, 30 de septiembre de 2021
Estimados amigos:
Lamento el tono crispado de vuestra respuesta a mi carta del pasado día 20. Os recuerdo que en ella solo pedía diálogo. Hasta lo resalté en negrita, para que quedase más claro. Repito, a continuación, su último párrafo, que resumía su propósito y dejaba claras las intenciones de quienes hemos suscrito el manifiesto: Para terminar, quiero concluir esta carta recordando lo mas importante: quienes suscribimos el manifiesto solo pedimos diálogo.
Pero diálogo serio, profundo, real, positivo, con ánimo de escuchar. No creo pecar de inmodestia si digo que la gran mayoría de los firmantes del manifiesto son personas de reconocidas cualidades personales y profesionales, casi todos ellos con una larguísima historia en la publicidad y de gran prestigio.
Considero una osadía, incluso una imprudencia, no escucharles… no tener esas opiniones en cuenta. Por ello os ruego que se abra un diálogo positivo y sin prejuicios entre las dos partes, sin imposiciones ni demostraciones de fuerza.
Malo sería que la Academia no quisiera escuchar a sus propios académicos de honor. No hacerlo sería echar un enorme e indeleble borrón sobre la imperativa pulcritud moral de nuestra institución.
No podía imaginar una reacción tan airada a una petición tan razonable y conciliadora. Solo se me ocurre que quien haya redactado la respuesta (no me imagino a toda la Junta Directiva escribiéndola al alimón) se haya dejado llevar por un sentimiento equivocado de rencor o un estado de ánimo irritado y ácido.
Me sorprende mucho, porque conozco a varios miembros de esa Junta Directiva y me consta que son personas serenas, inteligentes, sensatas y bien intencionadas. Se me acusa en ella de afirmar cosas que yo no he dicho, como, por ejemplo: Es un desprecio a los socios que han participado [en la encuesta] y a la Junta que por primera vez les consulta antes de ponerse a trabajar, el decir en su carta que la encuesta ha sido “parcial, incompleta, tendenciosa, vacía de contenido y con ánimo de blanqueo”.
Quien lo haya escrito así o no ha leído bien la carta o es una persona (sigo entendiendo que vuestra carta la ha escrito, físicamente, alguien con el ánimo alterado) que trata de confundiros y/o crear una opinión (en vosotros y en la profesión, en general) contraria a la realidad y negativa hacia mí, cuando la única verdad (lo vuelvo a poner en negrita) es que queremos pedir un diálogo abierto, positivo y sin prejuicios entre las dos partes.
Y también lo ofrecemos, claro.
Pensamos que tanto la categoría de quienes suscriben el manifiesto como la importancia para el futuro de la Academia de los puntos que en él se exponen, merecen esa reflexión, seria y profunda.
Como decía, hace unos días, una prestigiosa revista del sector en su editorial: “Ignorar, menospreciar o incluso negar las consecuencias de la publicación del ‘Manifiesto sobre el futuro de la Academia de la Publicidad’ sería impropio de quien se considera defensor de esta institución y sus objetivos. Solo el hecho de que lo firmen algunos de los fundadores, miembros de honor y ex presidentes ya es suficiente para que sea tenido en consideración”.
Tampoco he sido yo quien ha dicho esto (parece una advertencia innecesaria, aunque, a la vista de algunas de las interpretaciones reflejadas en vuestra respuesta por quien la haya redactado, no está de más insistir en ello), pero no me parece que a ninguna persona razonable le puedan resultar unas afirmaciones faltas de sentido, sino, más bien, todo lo contrario.
No quiero, en cualquier caso, entrar a discutir, una por una, todas las imprecisiones, medias verdades y veladas insinuaciones vertidas por el redactor de vuestra carta, pues son tan patentes que resulta innecesario y poco interesante hacerse eco de ellas.
Hago mención, tan solo de la más chocante: ¿qué pinta en este debate decir que yo he sido nombrado Académico de Honor por un jurado en el que sí, había un miembro en él que ha firmado el manifiesto, pero se omite (tal vez por un fallo de la memoria de quien lo ha escrito) que había otros siete que no lo han hecho.
Para refrescar ese lapsus, dejo aquí constancia de sus nombres: Pablo Alzugaray, Jaime Lobera, Isabel Yanguas, Lidia Sanz, Juan Ramón Plana, Sergio Rodríguez y David Torrejón, como secretario.
Por cierto, también se le ha olvidado señalar que ese nombramiento de Académico de Honor se produjo por unanimidad del Jurado, como es preceptivo. Lo que no es una menudencia y, por lo tanto, es imprescindible detenerse en ello, es la urgencia, una vez más, con la que parece intentar ‘despacharse’ un asunto importante.
Ya tuvimos esa impresión de vivir un ambiente de prisas exageradas durante la pasada asamblea, en la que no se quiso escuchar atentamente a quienes, en aras de una mayor transparencia y una mejor información a los socios, abogábamos por la prudencia, la calma y, sobre todo, por evitar una precipitación, de todo punto innecesaria.
Sin esa premura, se hubiese abierto un período de reflexión, tranquilidad y demostración pública de buena fe, con el que nos habríamos ahorrado todos esta situación tan incómoda. Pero, ¿qué prisa había el 6 de julio para no aplazar las elecciones de la Academia cuando hoy, casi tres meses después, la Junta Directiva aún no ha empezado a trabajar?
Y no nos digáis que no habéis empezado a trabajar por culpa del manifiesto, porque, como bien sabéis, este se hizo público a mediados de septiembre y vuestra primera reunión, tras la Asamblea, estaba fijada para el pasado día 21. Ya sabemos que había un verano de por medio, claro que lo sabemos, pero, por eso mismo, no había ninguna urgencia (si la había, debíais haber convocado vuestra primera reunión para el día siguiente).
Se os dijo de palabra, se os pidió, se os escribió… pero nada, alguien (o varios ‘alguienes’) tenía excesivas ansias de cerrar cuanto antes el acto electoral. ¿Para evitar qué? ¿Que los socios hubiesen podido acudir a la elección del nuevo presidente y de la nueva Junta Directiva con tiempo para conocer los programas de las diferentes candidaturas (porque, sin duda, hubiesen sido dos, al menos) y teniendo, entre su presentación oficial y el día de la elección, un período lo suficientemente extenso para evaluar esos programas, escuchar a los candidatos e, incluso, para delegar su representación con conocimiento de lo que iban a votar las personas en quienes estaban delegando?
Porque os recuerdo que se pidieron las delegaciones de voto a quienes no tuviesen previsto acudir a la asamblea antes de que se conocieran los nombres de los candidatos.
Si esto no es una irregularidad (no digo ilegalidad), que venga Dios y lo vea.
Para ser exactos, se pidieron las delegaciones de voto el día 16 de junio y no se dio a conocer la candidatura hasta el día 30 —y, además, se rectificó la lista enviada inicialmente, por un error—. Insisto, en lo de antes: no me digáis que es algo que permiten los estatutos, porque, lo permitan o no (todo ello, unido a la controversia, suscitada en el último momento, sobre las contradictorias versiones de lo que sucedió entre las dos candidaturas y la ‘desaparición’ de una por causas que, para muchos, no han quedado suficientemente aclaradas), no parece el mejor método de cimentar un proceso idóneo para lograr una convivencia feliz o, al menos, pacífica en el seno de nuestra querida Academia. Prisas, precipitación, urgencias… ¿para qué? ¿Para convocar la primera reunión de la Junta directiva el 21 de septiembre?
Pues bien, ahora, vuelven las prisas: nos pedís que convoquemos una asamblea extraordinaria… ¡en el plazo de quince días! Es decir, que todo lo que se plantea en el manifiesto, nada menos que 23 puntos que afectan a cuestiones fundamentales de la Academia, más una reflexión profunda sobre sus objetivos, su estructura, sus fines y su naturaleza, se ‘despache’ (perdón por repetir la expresión) en un pispás para que la Junta Directiva pueda ‘empezar a trabajar’.
¿Ahora sí hay prisa por trabajar? ¿Y en qué tiene que trabajar la Junta Directiva que sea más importante que revisar a fondo, debatir y dialogar con quienes hemos planteando estas cuestiones de fondo, que tanto afectan al presente y al futuro de la Academia?
No tengáis duda de que, si no hay diálogo, vamos a hacer uso del Artículo 15.
Y, mediante él convocaremos no una, sino cuantas asambleas sean precisas para enderezar el rumbo de la Academia y tratar de orientarlo hacia los fines que nuestra profesión demanda, a conseguir una Academia con la que se identifiquen los publicitarios, y que trabaje para ellos, especialmente ahora, que tan difícil se está poniendo el desempeño de una profesión que, como muchas otras en los tiempos actuales, necesita instituciones fuertes, comprometidas y abiertas a defender sus intereses ante la sociedad y las distintas administraciones.
Eso sí, lo haremos cuando consideremos que es el momento adecuado para presentar las mociones, propuestas y puntos del orden del día que nos parezcan oportunos para obtener un resultado positivo para la mayoría y satisfactorio para la propia Academia.
Sin embargo, muchos nos parecen esos quince días que nos sugerís para empezar un diálogo abierto, constructivo, profundo y sin prejuicios con esa Junta Directiva. Eso podemos empezarlo mañana mismo. Es lo único que os hemos pedido expresamente. Lo demás podemos discutirlo todo, pero sin diálogo (repito: abierto, constructivo, profundo y sin prejuicios) no podremos avanzar.
Y, por favor, desterrad la crispación, los nervios, la acritud. Nosotros confiamos en la calidad personal de los miembros de esa Junta Directiva, sabemos que sois buenos profesionales y mejores personas, no tenemos dudas. Por eso me ha extrañado el tono de esa carta de respuesta que no es acorde con 4 vuestras virtudes.
Tal vez debéis pedir que sea otro quien redacte vuestras futuras comunicaciones. Alguien sin resentimiento, con buena voluntad. Nosotros también la tenemos.
Y, ya para terminar, solo un par de detalles. El primero es que no he entendido eso de las aportaciones ‘gratuitas’ de las compañías de los miembros de la Junta Directiva.
No sé bien qué son las ‘aportaciones gratuitas’ ni en qué se diferencian de otras aportaciones. Lo único que me deja ese comentario de vuestra carta es la duda de si esos miembros están en la Junta Directiva como socios de número o lo están en representación de empresas que hacen aportaciones ‘gratuitas’ a la Academia.
Me despista y me parece contradictorio con esa declaración de Félix Muñoz, publicada en la prensa recientemente: “La Academia es de los profesionales”.
Yo estoy muy de acuerdo con esa frase de Félix, por eso me resulta chocante que en el principal órgano ejecutivo de la Academia haya empresas que hacen aportaciones ‘gratuitas’, en vez de socios de número.
Bueno, solo era un detalle que ya discutiremos, más a fondo, en ese próximo diálogo conjunto que espero se produzca pronto.
El otro es más concreto: los firmantes y quienes apoyan el manifiesto no son ‘el grupo de Fernando Herrero’. Somos un grupo de profesionales de la publicidad, entre los que hay diez académicos de honor, un ex presidente, varios fundadores de la Academia, una serie de miembros de anteriores juntas directivas, el presidente del último Jurado de la Academia, unos cuantos socios y ex socios notables y otros publicitarios.
Me parece que es una nómina que merece el máximo respeto y consideración por vuestra parte, ya que son (somos) una parte significativa de la propia Academia. No escuchar con la debida atención sus propuestas, sugerencias y peticiones de diálogo, me parece, cuando menos, una falta de prudencia. Llamadnos, por favor. Nos reuniremos con vosotros para dialogar con calma y sin prejuicios. Gracias.
Un cordial saludo,
Fernando Herrero, Ex presidente de la Academia de la Publicidad Académico de Honor
P.S.: Nosotros no nos vemos obligados a hacer públicos nuestras cartas y comunicados, ni lo hacemos en contra de nuestros deseos, sino que nos gusta compartirlos con todos los publicitarios, ya que es a ellos a quienes atañe cuanto está relacionado con la Academia de la Publicidad