La iniciativa sobre propiedad intelectual e industrial promovida conjuntamente por los Ministerios de Cultura y de Industria y Turismo, se plantea como un respaldo simbólico y político a quienes impulsan la innovación y la creatividad en España
La declaración pone en valor el papel de la propiedad intelectual e industrial como motor económico y como garantía de derechos
La propiedad intelectual e industrial debe ser un activo estratégico de país
La creación de la Oficina Española de Derechos de Autor y Conexos o los avances normativos en diseño industrial y patentes son señalados como pasos concretos, pero no suficientes
Con motivo del Día Mundial de la Propiedad Intelectual e Industrial, que se celebra el 26 de abril, el Consejo de Ministros ha aprobado una declaración institucional que reitera el compromiso del Gobierno con la protección de la creación artística, científica, empresarial e industrial. La iniciativa, promovida conjuntamente por los Ministerios de Cultura y de Industria y Turismo, se plantea como un respaldo simbólico y político a quienes impulsan la innovación y la creatividad en España.
En un momento en que la transformación digital, la inteligencia artificial y los nuevos modelos de negocio plantean retos inéditos para la creación y la innovación, la propiedad intelectual e industrial se convierte en un activo estratégico de país. La declaración del Gobierno llega en un contexto donde urge equilibrar la protección con el acceso, y la seguridad jurídica con el fomento real del talento.
La declaración pone en valor el papel de la propiedad intelectual e industrial como motor económico y como garantía de derechos para autores, inventores y empresas. Según los últimos datos oficiales, el sector cultural –apoyado en gran medida por estos derechos– representa el 3,3% del PIB y emplea a más de 770.000 personas. Además, se subraya que las empresas que utilizan intensamente estos derechos generan un 44% más de ingresos por empleado que aquellas que no lo hacen.
Su impacto real
Si bien el texto transmite un tono positivo, algunas voces del sector cultural y tecnológico recuerdan que las palabras deben ir acompañadas de medidas estructurales.
La creación de la Oficina Española de Derechos de Autor y Conexos o los avances normativos en diseño industrial y patentes son señalados como pasos concretos, pero no suficientes frente a desafíos persistentes: piratería, escasa protección a la pequeña creación, desequilibrios en la cadena de valor y brecha digital.
La música como eje temático
Especial atención merece este año el énfasis en la música como eje temático, un sector simbólico de la creatividad española, pero también profundamente afectado por la precariedad y la dependencia de plataformas globales. En ese sentido, el respaldo gubernamental a los derechos de los creadores se interpreta como una buena señal, aunque aún queda camino para que estos derechos se traduzcan en mejores condiciones para los artistas.
Cultura, innovación y modelo de país
Más allá del impacto económico, la declaración enlaza la propiedad intelectual e industrial con valores democráticos, culturales y sociales. “Defender estos derechos es defender la cultura, la investigación, la innovación y la democracia”, afirma el texto. Y aunque España ha ganado terreno como actor relevante en industrias creativas, innovación tecnológica y emprendimiento digital, pero requiere una estrategia a largo plazo para sostener y ampliar estos logros.
Celebrar el Día Mundial de la Propiedad Intelectual con una declaración firme es un paso relevante. Pero lo verdaderamente decisivo será convertir esa voluntad política en acciones concretas: protección efectiva para los creadores más vulnerables, incentivos reales para la innovación en las pymes, y un marco legal ágil frente a los desafíos digitales.