Ipsos, junto al Foro Económico Mundial, elabora un estudio en 25 países para conocer mejor las percepciones de la opinión pública sobre el sentimiento de ruptura con el sistema, así como la prevalencia de la desafección social y política.
El 68% de los españoles afirma que los partidos y los políticos tradicionales no se preocupan por ellos.
El 60% dice que “las cuestiones políticas más importantes deberían ser decididas directamente por el pueblo a través de referendos”, y no por los cargos electos, un 61% en España.
España se sitúa entre los países europeos que menos confían en su gobierno para la recuperación económica
Tras más de un año de pandemia, la crisis de la COVID-19 ha supuesto un impacto sin precedentes en el plano político y económico a nivel mundial. Pero también lo ha hecho desde el plano social.
Los esfuerzos de los diferentes organismos públicos para gestionar la pandemia no están exentos de crítica en el debate social que cuestiona su actuación y que, a su vez, aflora sentimientos de desánimo y ruptura con el sistema.
Un estudio que Ipsos realiza desde hace varios años y los datos nos permiten analizar cómo avanzan estos indicadores tanto a nivel global como local.
El 68% de los españoles afirma que los partidos y los políticos tradicionales no se preocupan por ellos, un dato que a pesar de ser negativo ha mejorado en 7 puntos respecto a antes de la pandemia.
A pesar de que la mitad de la población española afirma que el país está en declive, España es de los países europeos que menos comparten esta afirmación
España, entre los países que menos defienden la antiinmigración, mostrándose en desacuerdo con afirmaciones como «mi país sería más fuerte si se detuviera la inmigración» o «la inmigración quita puestos de trabajo a las personas locales»
A nivel global, de media, el 56% de las personas está de acuerdo con la idea de que la sociedad de su país está rota.
En España este porcentaje es similar (54%), aunque en el ámbito europeo, la población española se sitúa entre las que menos tienen esta percepción, sólo por detrás de Reino Unido (52%), Polonia (44%) e Italia (40%). Hungría (72%) seguida de Alemania (61%), son los países europeos donde más población declara que el sistema de su país está roto.
En comparación con 2019, en un escenario prepandémico, el sentimiento de ruptura con el país tiene una prevalencia mayor (con 5 puntos o más) en 8 países a nivel mundial, en los que destacan EE.UU, Japón y países europeos como Suecia, Francia, Italia y Hungría. En el lado contrario, y con un descenso significativo encontramos a 10 países, entre los que está España con una de las disminuciones más destacadas (-15 puntos), una tendencia a la baja que se percibe si nos remontamos a las cifras de 2016, donde el sentimiento de ruptura era del 78%, el nivel más alto de los países analizados en aquel momento.
Al preguntar a las personas encuestadas sobre si están de acuerdo con que su país está en declive, a nivel global, de media, el 57% está de acuerdo con esta idea. España de nuevo presenta un 54%, uno de los % más bajos a nivel europeo, solo por detrás de Alemania (47%) y Reino Unido (48%).
Cinco parámetros que miden la ruptura del sistema
Para comprender mejor la prevalencia de la desafección social y política, Ipsos diseñó el índice «El sistema está roto», un índice basado en el nivel de acuerdo en sobre cinco afirmaciones:
A nivel global, de media, el 71% de la gente piensa que “la economía está amañada para favorecer a personas ricas y poderosas”.
El 68% piensa que “los partidos y políticos tradicionales no se preocupan por la gente «como yo””, muy en línea con la siguiente afirmación, “los expertos locales no entienden la vida de la gente ‘como yo’” (65%).
“El país necesita un líder fuerte que recupere el país de la gente rica y poderosa» (64%).
Y, en último lugar, “para mejorar el país, necesitamos un líder fuerte dispuesto a romper las reglas» (44%).
El 68% de la población española apoya la idea de que los partidos y políticos no se preocupan por ellos. En este sentido España sí que se muestra como uno de los países europeos que más se sienten así, aunque también se observa como esto ha mejorado respecto a antes de la pandemia, donde el sentimiento aumentaba en 7 puntos.
Por detrás de esta idea, el 65% de los españoles coincide al afirma que “la economía está amañada para favorecer a la gente rica y poderosa”, un porcentaje elevado, pero que a nivel europeo, vemos como España se encuentra entre los países que menos comparten esta idea, por detrás de Suecia (48%) y Países Bajos (52%). Con el mismo porcentaje (65%) apoyan la idea de que “los expertos locales no entienden la vida de la gente”, una cifra que apenas ha variado respecto a antes de la pandemia.
Para la mayoría de la ciudadanía española, no es necesario romper las reglas. Solo un 33%, cree que “para arreglar” el país, “se necesita un líder fuerte dispuesto a romper las reglas.
En este sentido, España es de los países a nivel global menos de acuerdo y el segundo a nivel europeo, sólo por detrás de Alemania (23%).
Teniendo en consideración estos cinco parámetros, España tiene un índice de “sistema roto” de un 2,71, siendo la media global de 2,77 puntos. En comparación con los países europeos, España se mantiene en un término medio, donde países como Italia (2.95), Hungría (2.86), Francia (2.75) y Polonia (2.75) presentan un índice peor, hay un mayor sentimiento de ruptura con el sistema; mientras que en países como Suecia (2.15), Países Bajos (2.32), Alemania (2.34), Reino Unido (2.61) y Bélgica (2.65) ese sentimiento es menor.
¿Pero qué hay detrás del sentimiento de ruptura, con qué se vincula?
Sentimiento populista. Resentimiento hacia las élites. ¿Pero quiénes son las élites?
Entre las diferentes causas atribuibles al sentimiento de ruptura de un sistema se encuentra el sentimiento populista, o lo que es lo mismo, el resentimiento hacia las élites. Un sentimiento que como reflejan los datos está muy arraigado a nivel global y en la mayoría de los países analizados.
La «élite» es ampliamente percibida en todo el mundo como un grupo estrechamente relacionado con la toma decisiones en función de sus intereses ignorando las necesidades de los demás.
El sentimiento hacia las élites se mide en base a cinco afirmaciones…
A nivel global, de media, un 81% de la ciudadanía afirma que “los políticos siempre acaban encontrando formas de proteger sus privilegios”, un 80% en España. Le sigue la afirmación de que “la élite política y económica no está preocupada por la gente trabajadora” (72%), siendo un 71% en España. En tercer lugar, a nivel global, de media, el 70% cree que “la principal división en nuestra sociedad se encuentra entre los ciudadanos de a pie y la élite política y económica”, un 68% en España.
Por detrás de estas tres afirmaciones, y con un menor porcentaje, a nivel global, de media, el 62% está de acuerdo en que “los políticos deberían poder decir lo que piensan, independientemente de lo que piensen los demás”, un 60% en España.
En este caso se aprecia una variación significativa con respecto a 2016, ya que esta percepción ha perdido fuerza en España, presentando la disminución más fuerte respecto al resto de países analizados (-14 puntos).
Y por último, el 60% dice que “las cuestiones políticas más importantes deberían ser decididas directamente por el pueblo a través de referendos”, y no por los cargos electos, un 61% en España.
Nacionalismo y antiinmigración
Otra de las causas que se esconde tras el mayor o menor sentimiento de ruptura con el sistema es el nivel de nacionalismo, lo que refleja la alta vinculación de los temas sociales y políticos, relacionadas con temas como es la inmigración. A nivel global, el «ciudadano global medio» es ambivalente respecto a la inmigración, inclinándose por una visión de «los nacionales primero».
El 57% piensa que las empresas deberían favorecer a las personas locales frente a los inmigrantes cuando los puestos de trabajo son escasos. Una idea que es apoyada con fuerza en 17 de los 25 países encuestados. En el caso de España, el 42% apoya esta idea, siendo uno de los países de Europa que menos lo hacen por detrás de Suecia (30%), Alemania (38%) y Reino Unido (41%).
En la misma línea, a nivel global, de media, el 38% está de acuerdo en que su país sería más fuerte si se detuviera la inmigración (mientras que el 33% no está de acuerdo), idea apoyada por solo el 30% de la ciudadanía española, situándose tras Polonia (27%), como el país europeo que menos de acuerdo se muestra con ello.
La cuestión de si la inmigración quita puestos de trabajo a las personas locales de un país es apoyada, de media, por el 38% de los ciudadanos, mientras que un 35% está en desacuerdo. España mantiene la misma tendencia y solo el 26% de la población española comparte esta idea estando, de nuevo, entre los países a nivel global y europeo que menos la apoyan, sólo por detrás de Suecia y Alemania (23%). En este sentido, España presenta la bajada más acentuada respecto a 2016 (- 9 puntos).
Para Vicente Castellanos, Director de Estudios Sociales y Políticos de Ipsos en España: “los países con mayores niveles de bienestar, igualdad, inclusión, sostenibilidad, libertad personal y seguridad, junto con aquellos con menores niveles de percepción de la corrupción en el sector público, tienden a mostrar menores niveles de sentimiento de sistema roto.»
«La pandemia ha puesto a prueba todos estos niveles y por los datos que refleja este estudio parece que en el caso de España nuestro sistema no se ha visto resentido en ese sentido, algo que dice mucho a favor de nuestra sociedad”.
En julio Ipsos ya señaló el sentido de la opinión pública sobre cómo se gestiona el país…