El colectivo Publicitarios por la Academia ha lanzado un nuevo comunicado al sector y asociados de la Academia de la Publicidad sobre lo que llaman «poco afortunada convocatoria de una Asamblea General Extraordinaria, anunciada para este 19 de enero.»
«La Asamblea General Extraordinaria de este miércoles 19 va a ser impugnada por incumplimiento de lo previsto en los estatutos para hacerlo legalmente.»
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«Ante la poco afortunada convocatoria de una Asamblea General Extraordinaria, anunciada para este 19 de enero, Publicitarios por la Academia se ve en la necesidad de volver a dirigirse a los profesionales de la publicidad y a los órganos de gobierno de la Academia.»
«El colectivo Publicitarios por la Academia está formado por un grupo de profesionales que aspiran a verse representados por una Academia de la Publicidad dispuesta a defender los intereses de su profesión, bajo los principios de independencia, integridad y transparencia que, con carácter irrenunciable, deben presidir la naturaleza intrínseca de una asociación capaz de respaldar ante la sociedad y las instituciones, siempre de forma leal y responsable, a quienes se dedican profesionalmente a la publicidad».
«Durante los últimos días hemos mantenido la esperanza de que el presidente de la Academia de la Publicidad, atendiendo a las múltiples razones expuestas por quienes han expresado su interés en que la modificación de los estatutos vigentes se realice con la debida tranquilidad, análisis, serenidad y transparencia, iba a proceder a desconvocar la Asamblea que él mismo, desoyendo a cuantas voces autorizadas y prudentes se habían manifestado en favor de un aplazamiento, había convocado el pasado 4 de enero.»
«Vemos con creciente preocupación que, por el contrario, parece mantenerse insensible a los innumerables motivos expuestos que justifican sobradamente su aplazamiento. Por ello, nos vemos en la obligación de informar a todos de los riesgos que esta precipitación puede provocar. Los textos que se pretenden someter mañana a la aprobación de los socios, contienen múltiples desatinos, la mayoría de ellos tan disparatados que, por evidentes, no merece la pena comentar. Nos vamos a limitar, por tanto, a mencionar un solo ejemplo que evidencia el grado de inconsistencia».
Transcribimos la nueva norma que se sugiere incluir en el Reglamento de Distinciones:
Norma 7:
En el caso de que un Académico de Honor o Publicitario del Año hubiera dejado de cumplir, antes o después de su nombramiento, el principio de Integridad y si así lo demostrase una sentencia judicial firme, la Junta Directiva podrá proponer a la Asamblea General la retirada de su condición».
«Aparte de la inutilidad de la norma (que parece escrita con alguien concreto en mente), ya que es obvio que la Asamblea General, como máximo órgano de la Academia, puede otorgar y retirar distinciones sin necesidad de que ningún reglamento lo especifique, hay otro aspecto que llama la atención:»
«¿Qué pasa con los otros tres criterios fundamentales (mérito, generosidad y ejemplaridad)? ¿Si se incumplen flagrantemente, no permitirían la retirada de su condición? Y, lo que es peor, si esa “sentencia judicial firme” demostrase que el hipotético “Académico de Honor o Publicitario del Año” es un asesino, un violador, un traficante de drogas (por poner solo algunos coloristas ejemplos de delitos tipificados en el Código Penal)… ¿no se podría “proponer a la Asamblea General la retirada de su condición”?»
«Pues esto es solo un ejemplo de la precipitación con la que se han introducido ‘modificaciones exprés’ en algo tan serio y trascendente como los estatutos de la Academia.
«Tiempo, sentido común y reflexión, mucha reflexión. Eso es lo que se necesita…»
«…no una asamblea de urgencia, convocada para salir del paso porque hay una serie de socios importantes, de fundadores y expresidentes de la Academia y un buen número de académicos de honor que están demandando algo que incomoda a parte (suponemos que solo a parte) de la Junta Directiva».
En este sentido se ha expresado un socio, Edmundo Montero, en una carta abierta dirigida al presidente. Que nosotros sepamos, este respetable socio no ha recibido respuesta. La carta está publicada en redes sociales y, dada su condición de abierta, así como el considerable interés de su contenido, la adjuntamos como anexo a este escrito. Pero todo esto ya parece poco importante».
«Según acabamos de conocer, la convocatoria de la Asamblea General Extraordinaria de este miércoles 19 va a ser impugnada por incumplimiento de lo previsto en los estatutos para hacerlo legalmente. Su presunta nulidad es, a la vista de las pruebas de las que disponemos, un hecho indiscutible».
«Puestas las cosas así, no queda otra salida que suspenderla lo antes posible».
«Presumimos que este grave defecto de forma ha sido otro de los errores causados por las prisas. Pues nada, que dimita quien/es lo haya/n cometido y asunto resuelto. Estamos convencidos de que esto será lo que harán, puesto que conocemos las virtudes de cuantos forman parte de los actuales órganos de gobierno de la Academia y no dudamos de ellos.»
«Tenemos la seguridad de que no aparecerá, por arte de birlibirloque, un acta milagrosa que justifique lo injustificable. Eso sería un escándalo imposible de imaginar en el comportamiento ejemplar de personas en las que confiamos plenamente porque conocemos su trayectoria y nos han dado permanentes muestras de ejemplaridad, integridad, mérito y generosidad.
Ahora se presenta una nueva oportunidad da ratificar, una vez más, esta última condición. Publicitarios por la Academia sugieren, a la vista de todos estos acontecimientos y circunstancias, que se abra un período de reflexión, tranquilidad y consenso, en el que unos y otros trabajen conjuntamente para proponer en un futuro próximo (que no inmediato) cuantas mejoras y reformas sean precisas para que la Academia de la Publicidad (se llama así, lo sentimos: “de la Publicidad”) emprenda una nueva etapa, basada siempre en estos principios de independencia, integridad y transparencia, que hagan posible su desarrollo como casa común de todos los profesionales de la publicidad.
Lo deseamos con todas nuestras fuerzas.
Gracias por leernos. Salud y suerte a todos,
Publicitarios por la Academia
ANEXO: CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE DE LA ACADEMIA DE LA PUBLICIDAD de Edmundo Montero
«Apreciado presidente, con respecto a la propuesta de modificación de los estatutos de la Academia, tras haberlos leído y releído, me permito hacerle llegar mi comentario sobre el conjunto de propuestas.
«Dada la importancia de esa actualización que se sugiere para la próxima asamblea, considero del todo inaceptable, proponer unos estatutos con un margen de quince días…»
En primer lugar, quiero manifestar con vehemencia, y pensando en el espíritu del fundador D. Julián Bravo, que conocí y trate profesionalmente hace más de cincuenta años, mi apreciación de lo que se supone debe ser La Academia de la Publicidad. Su objetivo, no único, pero si principal, debería ser el de una INSTITUCION, para la defensa, divulgación y el engrandecimiento de la profesión, para defender las empresas, ya están los gremios o asociaciones, y para defender a los profesionales ya están los colegios.
La modificación, mejor dicho, la actualización de estatutos, es algo que ya debería cosntar en los propios estatutos; sin entrar en tópicos, ante los constantes cambios sociales, culturales y económicos, una institución debe estar preparada para afrontar los retos que suponen tanto las circunstancias socioeconómicas, como las tecnológicas, tal vez debería estudiarse un modelo de asamblea mixta, entre telemática y presencial, si duda mejorarían las cifras de quórum.
Dada la importancia de esa actualización que se sugiere para la próxima asamblea, considero del todo inaceptable, proponer unos estatutos con un margen de quince días, algo tan serio y trascendental, como el reglamento que regirá la institución durante los próximos años, no puede ser ni presentado ni aprobado con un margen de tiempo, claramente insuficiente.
Mi propuesta es que se retire la moción, y se cree una comisión para estudiar analizar y redactar una propuesta de estatutos que, todos les asociados, puedan analizar y aportar sugerencias, dando un margen de tiempo mínimo de tres meses para ello.
Ante la imposibilidad de asistir a la asamblea, buscaré en quien delegar mi voto, para que en mi representación solicite a la asamblea que se retire la votación de los estatutos y en consecuencia, la disposición para constituir una comisión gestora para la elaboración de un proyecto de estatutos, a considerar por todos los asociados.
Ante la posibilidad de que, mi propuesta no fuera aceptada, y se sometiera a votación según la orden del día, manifestar mi total y absoluto rechazo a los estatutos que se presentan, denunciando entre otras cosas, la incongruencia de equiparar el socio jurídico, con el socio físico, o que algo tan elemental y fundamental, como la aprobación del equivalente a “la constitución” se pueda aprobar con la mitad de los asistentes, o que se pueda establecer un orden disciplinario a criterio de la junta.
Agradeciendo su atención, y deseándole toda suerte de éxitos, le saludo atentamente
Edmundo Montero».