«No es, en absoluto, exagerado definir a José Luis Zamorano como un genio. Uno de los más extraordinarios que hemos tenido entre nosotros», señala Paco González, autor de este obituario
«Es muy duro tener que escribir sobre un amigo en un momento tan amargo. Un amigo a quien yo quería sinceramente. Y a quien admiraba como lo que siempre será: una de las grandes figuras creativas de nuestra profesión. Un amigo que, además, empezó su carrera como yo: en Hijos de Valeriano Pérez, esa agencia que ya es una leyenda en la publicidad española, por la que han pasado tantos nombres legendarios.»
«Hablar de sus enormes éxitos como creativo es casi ocioso, porque todos conocemos su enorme y singular legado. Y si utilizo la palabra ‘singular’ es porque nadie como él fue capaz de alternar la elegancia de la dirección de arte más exquisita, en su obra gráfica, con el uso brillante del humor en piezas históricas para televisión.»
«No es, en absoluto, exagerado definir a José Luis Zamorano como un genio. Uno de los más extraordinarios que hemos tenido entre nosotros.»
«Mi amistad con él fue particularmente especial en las últimas décadas, cuando, retirados ambos de aquella primera línea de fuego que vivimos (y disfrutamos) en los años dorados de las agencias españolas (en los que también compartimos momentos inolvidables, como aquel Jurado en San Sebastián, preludio del primer Grand Prix español en Cannes), tuvimos la oportunidad de conocernos mejor y profundizar en aficiones y gustos comunes: interminables conversaciones sobre arte y publicidad, llenas de instantes inolvidables, en los que su ingenio siempre era protagonista.»
«Hoy es un día muy triste para todos nosotros. Para la publicidad. Mi amor por esta profesión es inmenso, cuantos me conocen bien lo saben, pero echamos tanto a faltar su presencia que nos asalta una extraña sensación… y no es extraño que se nos venga a la cabeza algo así como “si no está Zamorano, nos vamos”.
Te queremos, José Luis. Descansa en paz.