Alex Taylor, intervino este viernes en el c de como una de las directoras de arte más reconocidas en el Reino Unido y única mujer con un Lápiz de Honor concedido por el D&AD, dedicó su exposición en el c de c 2016 a relatar cómo aprendió que las dificultades y problemas contribuyen, en muchas ocasiones, a llegar a la excelencia. Todo comenzó hace años, cuando el D&AD le propuso participar en una charla titulada ‘historias de terror y cagadas de la industria’. ‘Al principio pensé en negarme pero, a medida que fui repasando mi experiencia en la publicidad, me di cuenta de la cantidad de historias de terror que había vivido en mi trabajo”.
Recordó entonces el rodaje de una campaña para el Ejército Británico en África, cuando trabajaba en Saatchi & Saatchi Londres, donde desarrolló gran parte de su carrera. A última hora, les comunicaron que el actor principal no podía acudir y que debían recurrir al actor suplente, que no hablaba inglés. Lo que inicialmente parecía un problema dio lugar a una campaña mucho más creíble: el actor suplente, al hablar en el idioma del país africano, añadió a la película un toque de credibilidad mayor. Simplemente, optaron por subtitular su intervención. “Como decía Paul Arden (director creativo en S&S Londres), si hacemos las cosas como siempre, nunca llegaremos a nada nuevo”, señaló Taylor. “Y las dificultades, a veces, ayudan a lograr soluciones mejores”.
Alex Taylor también recordó cuando tuvo que trabajar con Tyen, uno de los fotógrafos de moda más importantes del mundo, con motivo de una campaña para la marca de cigarrillos Silk. “Le pedí la imagen de un rinoceronte atravesando un sombrero con su cuerno. Unos días después me fui a Nueva York para que me mostrara su trabajo pero, para mi sorpresa, su agente me dijo que no quería que me acercase a su estudio hasta que no terminara su trabajo. Tres días más tarde me recibió para enseñarme lo que había hecho. Lo que me mostró no tenía nada que ver con lo que yo quería. Y, aunque al principio dudé, le dije que me había decepcionado. Desgraciadamente su ego no soportó mis críticas y su reacción fue darle una patada a los focos. Fue una historia de terror. Yo, siendo una humilde directora de arte, había tenido el valor de decirle: tenemos que volver a empezar. Y él no lo pudo soportar; aún así, repitió su trabajo, y el resultado fue excelente. Lo que volvió a demostrarme, una vez más, que si no haces esto, siempre te perseguirá la idea de que podrías haber conseguido una idea mucho más creativa e innovadora. Hay que ser valientes y coger el toro por los cuernos. Preguntarnos: ¿lo que estoy produciendo es magnífico o solo está bien?; este debe ser el mantra que debe regir nuestro trabajo”.
A continuación, Taylor recordó otra historia, esta vez relacionada con los presupuestos minimalistas. “Me pidieron una campaña para una Asociación de lucha contra el Alzheimer…. Pero con el poco dinero que ofrecían pensamos que no podríamos tener éxito. Decidí entonces tomar yo las fotografías, a pesar de no tener experiencia. Tengo que decir que el cliente se arriesgó mucho conmigo. Pero, con la ayuda de un asistente de fotografía, hice el trabajo. La campaña, integrada por 6 carteles, fue todo un éxito con una enorme repercusión en los medios de comunicación. Conseguí emocionar a la gente”.
Otro ejemplo que la directora de arte mostró al auditorio fue la experiencia que vivió durante el rodaje de un anuncio en Thailandia, de nuevo, para el Ejército Británico. “Era el último día de rodaje y nos quedábamos sin luz. Lo que habíamos grabado hasta entonces no me convencía y opté por decirle al director que continuara. Fue en ese momento cuando pudimos captar una escena clave, la caída de un niño que aportó a la película ese plano que hizo cambiar todo, y que la gente iba a recordar, convirtiendo el anuncio en algo memorable. El riesgo mereció la pena”.
Taylor finalizó su intervención diciendo: “el día que no tenga una historia de terror que contar empezaré a preocuparme, porque lo que he aprendido de estas experiencias es que si sales de tu zona de confort, la creatividad surge cuando menos te lo esperas. Si no piensas en mejorar lo que haces o si tienes miedo de admitir que lo que haces no es suficientemente nuevo, estás perdiendo la oportunidad de producir tu mejor trabajo”.