“Todos los trabajos bien hechos se han realizado desafiando a la gestión, lo cual no significa que haya que incumplir las normas, sino empezar desde abajo y ejercer una presión”. Bob Woodward destacó en #MABS2017 que, los momentos clave a lo largo de sus más de 40 años de trayectoria. «Tenemos la figura central del universo con nuestro presidente, Donald Trump, como tema muy controvertido. Durante estos meses nadie sabe muy bien lo que está pasando”, comentó Woodward. En una mirada atrás retrocedió a 1978: “¿Cuántos os acordáis de que el presidente era Jimmy Carter?”, para continuar: “Una de las cosas que hizo es invitar al presidente egipcio, Anwar el-Sadat, a EE UU; se fueron a Camp David, el retiro vacacional del presidente, y allí se le ocurrió una solución parcial para las relaciones entre Israel y Egipto. Aquellas relaciones dieron paso al acuerdo de Camp David. No solucionó todo el problema en Oriente Medio, pero fue un paso hacia adelante”. Además explicó en alusión a un error de interpretación a Gerald Ford que «Tenemos que ser duros, pero sin ideas preconcebidas, o nos perderemos la perspectiva”.
Woodward, se confesó «asombradísimo de que Carter hubiera conseguido el acuerdo de Camp David en solo 13 días”, para recordar este episodio y enfatizar que “el poder de persuasión es importante, pero más su función a la hora de establecer agendas mundiales”. “Trump decide lo que se va a hacer o decide cambiar las cosas, incluso a través de su cuenta de Twitter. Tiene ese poder. Es muy significativo el poder de ir a la guerra, en la constitución americana el presidente es el jefe de las Fuerzas Armadas y puede ejercer esa fuerza como le plazca”.
Sin embargo, “¿qué limita este poder? –preguntó- para añadir que “es importante entender la fuerza limitadora del periodismo, gracias a la primera enmienda que dice que tienes libertad de prensa. Si nos ponemos a mirar lo que puede hacer la prensa, realmente no tiene límites. Se diseñó de tal forma para que los medios tengan el poder de investigar a todo el mundo y pedirles cuentas”. “En el periodismo práctico no hay límites a las preguntas, no hay nadie tan poderoso que no pueda ser retado de forma abierta”, ha asegurado.»Es el periodista el que decide qué publicar, a veces con más o menos argumentos”, explicó para aseverar que: “este poder dice que en primer lugar está la verdad, mucho más que los partidos o incluso mucho antes que la vida”.
“He escrito cuatro libros sobre las guerras de Bush en Afganistán e Irak. Había un general que no quería hablar, averigüé donde vivía en Washington y decidí visitarle sin llamarle, por sorpresa. Por experiencia, el mejor momento para llamar es a las 8 y cuarto en una noche de martes. Llamé a su puerta, me miró y me dijo, literalmente: ¿realmente sigues haciendo esta mierda?. No le dije nada, puse cara de póker”, ha relatado para subrayar la importancia de la persistencia en esta profesión.
“Aquel general estaba enfadado consigo mismo, pero me recibió, contestó a la mayoría de preguntas durante más de dos horas ¿Y por qué ahora sí?, le pregunté”. El periodista creyó que la clave para que le recibiera fue que “se presentó físicamente en su casa”. “En los medios ya no lo hacemos, nos hemos vuelto vagos. Hacerlo por teléfono o internet no es la manera de hacer las cosas, internet nos ha quitado ese empuje que teníamos”, remarcó.
Sobre algunas preguntas que había realizado a Trump antes de convertirse en presidente, Woodward recordó que el actual mandatario estadounidense “todavía no está creando relaciones. En mi entrevista insistía en su forma de vida, y que es un soldado solitario, pero que saca la ira de la gente y que siempre lo ha hecho…”
Woodward ha recordado lo que le contó Trump cuando su hija pequeña le preguntó acerca de su futuro como presidente: “Cuando gane seré tan presidencial que ni siquiera me vas a reconocer, te vas a dormir de lo aburrido que voy a ser”, explicó al periodista, para concluir sobre este aspecto: “Estamos esperando ese momento, que todavía no ha sucedido”.
«Creí que muchas de las cosas que dijo Trump podrían dañar su campaña política y, obviamente, no sucedió así».» Cogí la entrevista se la envié a un amigo psiquiatra. El diagnóstico de mi amigo fue que era el caso más claro de una personalidad narcisista, de un trastorno narcisista; la mayoría de los políticos tienen este trastorno, puede que Trump más que los demás”. «Me dijo que había tratado a ocho personas en su vida con este trastorno, a cuatro de ellas con una terapia intensiva, y al final del tratamiento no pudo cambiarles ni un ápice». Las otras cuatro cambiaron la conducta de mi amigo”, señaló Woodward. “Así funciona Trump con lo que está haciendo con el mundo. Su campaña versó sobre la percepción política americana, que iba a ser un agente de cambio”.
Sobre la investigación rusa por la campaña de Trump, el periodista ha asegurado que “es muy muy grave, creo que solo tenemos un 5% de la investigación, hay sospechas, pero no pruebas fehacientes”. A este respecto ha añadido: ”los pasos parciales para explicar la conexión con Rusia han hecho que muchas personas dentro del periodismo hayan perdido credibilidad”.
“Habiendo escrito ocho libros sobre presidentes de EEUU, considero que hay dos características fundamentales que deben tener: la buena fe y algún tipo de autoridad moral. En el caso de Trump, estas dos cosas aún no se han visto”, ha explicado la figura del periodismo en el MABS2017. “En todo el periodismo el tono es importantísimo. Trump acusa a los medios de ser falsos, deshonestos, pero yo creo que, venga de donde venga, que la cobertura se hace de buena fe”.
“El poder del periodismo permite mirar el caso desde ambas partes. La presidencia vive siempre con el legado de su predecesor. Desayunado con David Cameron le pregunté sobre Obama y me dijo que le gustaba, que era inteligente y que nadie le temía. No existía ese elemento de miedo que Trump está aportando a la presidencia. Tal y como él dijo, el auténtico poder es el miedo”.
Entre sus Woodward reconoció»muchos errores” como uno en septiembre de 1974 cuando Gerald Ford había tomado la presidencia y anunció que le daba un indulto completo a Nixon por el Watergate. “Me llamó un colega y me dijo: el hijo de puta ha perdonado al hijo de puta”, para explicar que “Ford nunca explicó ese indulto, ese perdón, y dos años más tarde perdió la Presidencia y ganó Carter”.
“25 años más tarde Ford resultó ser uno de los políticos más fascinantes con los que me he encontrado. Me permitió leer toda la cobertura, informes del caso y le pregunté que por qué y me dijo que por qué le seguía preguntando eso”, «porque nunca me has contestado” añadió- y recordó cuando el expresidente Ford le contó: “te voy a decir una cosa que no le he dicho ni a mi mujer». «El jefe de personal de Nixon me ofreció un trato, me iba a convertir en presidente igual, Nixon estaba acabado. Pero yo necesitaba mi propia presidencia, sacar a Nixon de los titulares de la historia, necesitaba una especie de comienzo de 0 y por eso lo hice”, recordó Woodward. «Y 25 años después vi que era coraje y, que fue sincero. Me había equivocado, me llenó de humildad, me había equivocado sobre el significado político de un evento y va a pesar siempre sobre mí”, reconoció. “Mi conclusión es que aquel perdón, en vez de ser corrupción, se hizo por un interés nacional”, subrayó.
Finalmente, Woodward concluyó diciendo que “el periodismo se debe hacer de forma agresiva, aunque no sabemos si Trump está acabado. Si contaminamos el periodismo con ideas preconcebidas nos vamos a perder la historia real -y pasa muy a menudo en EE.UU- donde el mayor problema es el gobierno secreto. Tenemos que ser duros, pero sin ideas preconcebidas”.
El célebre periodista de investigación, una de las figuras periodísticas más reconocidas a nivel mundial y uno de los más conocidos en los Estados Unidos, destapó el escándalo del Watergate por el que dimitiría el presidente Richard Nixon. Si bien aquella tarea periodística fue un trabajo elaborado junto a Carl Bernstein, cuando ambos eran reporteros de The Washington Post, Woodward tenía el contacto con “Garganta Profunda”.
Hoy su nombre sigue siendo un imprescindible del Periodismo y una voz de plena actualidad en un momento en el que su país atraviesa por un clima convulso en los medios de Comunicación, motivado por la tensa relación que mantiene el nuevo gobierno estadounidense de Donald Trump y los periodistas.
Ganador de casi todos los premios periodísticos importantes incluyendo un premio Pulitzer en 1973, entre sus obras destaca “Todos los hombres del presidente (1974)”, libro que se llevó a la gran pantalla en 1976 en la que Robert Redford interpretó el papel de Bob Woodward.