Comunicación no verbal del encuentro de Obama: Rivera incómodo, Iglesias agresivo, y Sánchez más distendido.

Un estudio de Atrevia destaca lo que el protocolo no permite decir, que no nos han contado de la visita de Obama a España. Se trata de la comunicación no verbal y que nos da pistas para extraer conclusiones, de lo que no se comunica con palabras. Este es el análisis de las fotos de Barack Obama y los tres principales partidos de la oposición de su encuentro en el breve encuentro mantenido en la base aérea de Torrejón, distribuidas por la Casa Blanca recientemente.

Albert Ribera, el presidente de Ciudadanos, además de explicarle que su partido aspira a buscar la estabilidad para que en España se planteen políticas de cambio y regeneración que permitan la modernización del país, le estaba transmitiendo, con su postura, que no se siente del todo cómodo en ese espacio. Su pie derecho, girado levemente hacia fuera, denota ciertas ganas de abandonar el lugar cuanto antes y sus manos, que se tocan levemente muy cerca de la altura del pecho, establecen una barrera defensiva entre él y el presidente estadounidense. Sin embargo, aunque con su cabeza, girada hacia el hombro izquierdo, denota cierto interés por lo que Obama pueda decirle.

El presidente Obama, impecable en las imágenes distribuidas por la Casa Blanca, permanece en todas en una postura erguida, mirando a los ojos de los tres políticos españoles y con los pies alineados frente a ellos, en un claro gesto de receptividad hacia la conversación… Salvo en el caso del líder de Podemos, Pablo Iglesias, en el que ambos, especialmente el político español, tienen uno de sus pies girados, apuntando hacia fuera en direcciones opuestas, como si ambos quisieran abandonar el lugar cada uno por su lado. Iglesias acudió al encuentro con varios mensajes, pues no sólo llevaba un obsequio para el mandatario (un libro sobre la Brigada Lincoln), también su indumentaria comunica por sí misma y su postura nos da claves interesantes. Mientras que en la imagen Obama se encuentra conversando en una actitud cercana, dirige el cuerpo hacia el líder de Podemos y utiliza las manos en un gesto de apertura y confiabilidad con las palmas hacia arriba, el español se encuentra en una postura que denota incomodidad y destila cierta agresividad.

Las manos en la cintura son un gesto que, inconscientemente, busca hacernos parecer más grandes, dejando expuestos el corazón y la garganta en lo que se asume como un despliegue no verbal de valor. La conversación puede ser cordial pero, por lo general, el gesto no permite generar un ambiente relajado. Curiosamente, el espacio que les separa en la imagen es superior al que existe en las fotografías con los otros dos candidatos.

Finalmente, es la imagen con Pedro Sánchez la que nos muestra posiblemente el encuentro más distendido. La postura de ambos, con los pies alineados hacia el otro y la corta distancia entre ellos, denotan una clara intención de escucha receptiva. Las manos del político socialista se posicionan en un gesto de defensa que denota cierta inseguridad, aunque en menor medida que Rivera, ya que el brazo aparece a una altura menor y con la palma de la mano hacia arriba, sugiriendo confiabilidad. Es posible que todo esto nos lo estuvieran transmitiendo, pero como no hay comunicación sin contexto, ni interpretación sin prejuicio, sólo a través de la interacción entre la comunicación verbal y no verbal podemos la escena al completo. Tomemos, pues, lo que interpretamos como un apunte de lo que el cuerpo y el subconsciente nos decían mientras Sánchez, Iglesias y Rivera expresaban lo que el protocolo y a la actualidad política les permitían decir.

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