En España existen 3.000 políticos profesionales con algún cargo relevante (cifra orientativa que incluye a los 1.268 parlamentarios autonómicos, 1.031 diputados provinciales, 139 responsables de cabildos insulares, las 50 principales alcaldías y 500 cargos públicos entre gobierno central y autonómicos). 1 de cada 2 tiene al menos 1 contenido perjudicial indexado en el top 10 de Google afirma Francisco Canals Director de Identidad Legítima, entidad dedicada al estudio y defensa de la reputación digital y que ha dedicado los últimos 30 días a rastrear y analizar la reputación de los principales cargos y dirigentes públicos de nuestro país.
Artur Mas es sin duda el político más atacado del momento, basta teclear su marca en la red para observar hasta un 75% de enlaces y noticias perjudiciales indexadas en las primeras 100 posiciones. Según Canals Artur Mas recibe hasta un promedio de 7 noticias negativas diarias clasificando el fenómeno como un ataque de denigración en prensa. Su popularidad ya se sitúa en el 2º lugar con 60.500 búsquedas mensuales globales en Google (fuente Google External Tool) tan sólo superado por la marca Mariano Rajoy, esta última con un total de 74.000 búsquedas mensuales.
Entre los personajes más atacados de la red se encuentran políticos como José Bono, Luis Bárcenas, Ignacio González o Fátima Báñez García. Por contra entre los que proyectan una mejor imagen y/o eluden con mayor eficacia los contenidos no deseados se encuentran políticos como Carme Chacón, Alfredo Pérez Rubalcaba, José maría Aznar, Luis de Guindos o Xavier Trías. Y es que Internet tiene cada vez más capacidad para hablar de todos nosotros al margen de que nos guste o no, afirma Francisco Canals; los 250 algoritmos de Google rastrean la información aplicando criterios como el de la variedad, la antigüedad o la popularidad.
Los políticos suelen vivir con ansiedad estos contenidos ante la impotencia de no poder eliminarlos y se convierten en un tema tabú del que raramente se habla en público afirma Canals quién ha gestionado la reputación de distintos personajes públicos. El fenómeno ha dado pie a todo un argot y términos propios del sector como < la pena del telediario > , < los ataques de denigración en prensa > o < la pena de Google > en muchos casos se trata de críticas feroces publicadas por ciudadanos insatisfechos, en otros; delitos contra el honor en el caso de injurias y/o difamaciones. Representan el lado más oscuro de la cultura del gatillo fácil en nuestro país, según Canals quién afirma que en los 2 últimos años el fenómeno se ha trasladado a redes sociales como Facebook donde abundan los grupos anti o los videos burlescos hacia políticos en Youtube y que alcanzan, en algunos casos, audiencias considerables.
Canals apunta a factores socio-culturales para explicar el fenómeno; los recientes escándalos en materia de corrupción, el paro y la crispación social contribuyen a multiplicar las críticas en un escenario en el que a veces pagan justos por pecadores y es que de alguna manera el oficio de político ya lleva implícita la condición de ser atacado o insultado.