Según el análisis de Barlovento Comunicación con datos de Kantar Media, señala que el consumo televisivo en los años de estas competiciones apenas varían en cifras de tres horas y media a cuatro horas de promedio mensual ante la televisión. El dato se sustenta con el mes de junio del año 2012, durante la Eurocopa de Ucrania y Polonia en que se logró la mayor media de consumo mensual desde el año 2005, respecto únicamente a los meses de mayo, junio y julio (meses de estas competiciones). En todos la cifra de consumo fue de 239 minutos (3 horas y 59 minutos) .
El dato se repite durante los meses del Mundial de Alemania, las dos últimas Eurocopas y el Mundial de Sudáfrica (ganados por la selección española en los tres últimos casos). Como excepción el peor dato se registró en julio del año 2006, con 187 minutos (apenas 3 horas y siete minutos), aunque quizá debido a la crisis, desde el año 2005 al 2013 la media anual ante al televisor aumentó en 27 minutos, según datos recogidos por Europa Press.
El fútbol y los espacios anteriores y posteriores a los partidos ocupan las 30 emisiones más vistas en España desde el año 2013. Además, la selección española es la líder indiscutible y el fútbol l rey de las audiencias en España. Así el mayor registro de audiencia se alcanzó en la Copa Confederaciones del año pasado, en que el equipo de Del Bosque alcanzó la final. Los penaltis de las semifinales contra Italia, el 27 de junio, reunieron en Telecinco a 13,3 millones de espectadores y un ‘share’ del 67,9%.
En el caso de los anunciantes ven con buenos ojos la celebración de estos acontecimientos. De hecho, la Agencia Española de Anunciantes (aea) ha asegurado en declaraciones a Europa Press que se tratan del «macroevento del año publicitariamente hablando». Entre los aspectos positivos que se crean, los más importantes son el aumento de la audiencia y su unificación. «En un momento de fragmentación, el hecho de que la población se concentre en torno a un espectáculo proporciona unas posibilidades de impacto altísimas».
Además, ha aludido a una «evidente notoriedad» del evento en el que se produce una sinergia mayor con los gustos y hábitos del público objetivo-consumidor. «En definitiva, supone una inmejorable oportunidad de situar la imagen de la marca y los mensajes frente a la audiencia target concentrada», ha concluido