El presidente del Grupo Planeta y Atresmedia, José Manuel Lara, reconoce haberse operado de cáncer de pancreas y señala en una entrevista con Vanity Fair que pretende que la cadena de Mediapro sea «una televisión de centroizquierda, seria y respetuosa con la derecha. Pero no lo es todavía». Lara explica lo dificil de manejar dos marcas tan distintas como Antena 3 y laSexta «lo que hago es decirle al jefe de informativos. Quiero que me hagas esto. ¿Estás de acuerdo? Y a partir de aquí, que lo haga él». También defiende al expolítico y director de La Razón, Francisco Marhuenda, de quien dice que «es un gran profesional. En España hay excelentes profesionales del periodismo y cada vez menos periodistas estrella como los de la Transición que se creen que el diario son ellos». De Pedro J. Ramírez señala que «Bárcenas es un delincuente defendido por un exjuez apartado de la carrera por prevaricación en un caso promovido por un periodista que lo hace a mayor gloria suya».
José Manuel Lara Bosch, presidente del grupo Planeta, asegura en otra parte de la entrevista que no ve «ningún delito del que se pueda acusar a Iñaki Urdangarin». En la entrevista publicada en el último número de Vanity Fair, el empresario explica que «por un lado el delito fiscal del que le acusan es posterior a su salida del Instituto Nóos. Después está el asunto de los contratos con la Administración pública. Pero no te pueden acusar de nada si tú no has sobornado» y critica que «lo que no es de recibo es que el juez [José] Castro permita a Diego Torres esta entrega por fascículos de documentos que le implican».
Lara, en una de las escasas entrevistas que concede, aborda los asuntos de mayor actualidad. Así, tras declararse «juancarlista», sale en defensa del rey Juan Carlos al afirmar que «lo que hizo durante la Transición, y en 1981, le merece una carta de credibilidad para el resto de su vida». El presidente de Planeta hace referencia también al caso Bárcenas, para asegurar que ve a Mariano Rajoy «muy entero» y que para él el extesorero del PP «es un delincuente por todo lo que ha contado ya y lo que ha hecho con dinero negro. Si es cierto lo que ha contado sobre sí mismo y los demás es un delincuente. Y si es mentira también es un delincuente por calumniar e injuriar».
El empresario se refiere también a la tensión nacionalista en Cataluña. «En Cataluña no creo que haya más de un 15 o un 25 por ciento de gente que se sienta únicamente catalana, y en torno a 5 o 15 por ciento sólo española. Pero un 60 o un 80 por ciento se sienten ambas cosas. Éste no es caldo de cultivo para el independentismo. Lo que pasa es que por mala comunicación entre las partes, el 90 por ciento de los catalanes se sienten maltratados fiscalmente por el Estado español. Hay que tomarse esto en serio, porque si en una familia uno cree estar denostado, puede acabar yéndose si no hay diálogo y comprensión», afirma. Y también analiza la situación de la educación en España y la actuación del ministro de Educación, José Ignacio Wert, con el que confiesa «hablar mucho» pero que «tiene dos defectos: se comunica públicamente muy mal, parece que no tenga el respaldo de un equipo de comunicación. Y además, oye mucho pero escucha poco».
Lara critica a la clase política española actual. «El deterioro de la calidad y el nivel medio de la clase política es brutal. Me cuesta mucho encontrar hoy gente realmente tan preparada como el primer gabinete de [Felipe] González con [Ernest] Lluch, [Javier] Solana, [Miguel] Boyer…», asegura el empresario. Para él, la clave de ese deterioro es que a los políticos hoy «se les paga mal, no da prestigio social, no es bueno para la carrera profesional y no da salidas alternativas potentes. Por lo tanto, ¿quién se mete en política? Funcionarios que tienen asegurado el puesto cuando acabe su ciclo en política».
Por último, el empresario, de 67 años, confiesa por primera vez lo que sintió y cómo se enfrentó al grave cáncer de páncreas que le detectaron hace dos años y por el que los médicos le dieron un 20 por ciento de posibilidades de sobrevivir. «No me vine abajo. Sentí una especie de transparencia mental. Fue algo parecido a una epifanía. Vi las cosas con una claridad meridiana y me autoconvencí: la enfermedad tiene dos vertientes, la física y la psíquica. Lo que quise evitar a cualquier precio fue la psíquica, pensando que el tiempo que me podía quedar no tenía que vivirlo angustiado o destrozado mentalmente, sino plenamente», explica Lara. «Pensé en muchas cosas. Yo no quería ser el más rico del cementerio y afiné aún más mi escala de valores habitual: siempre he tenido mucho cuidado de no anteponer dinero y soberbia a cualidades humanas. En el entorno en el que me muevo, y con la gente que trato, he visto a muchos que han perdido los papeles por afán económico y por vanidad», añade.