Trabajo y economía son las dos principales preocupaciones de los españoles, mientras que en Europa lo es el terrorismo. El consumidor español se mueve entre el pesimismo laboral y un mayor optimismo económico. Así, cerca de tres de cada cuatro siguen pensando que su futuro respecto al empleo no será bueno a un año vista, una cifra que se mantiene estable en lo que llevamos de año. Sin embargo, sí aumentó en seis puntos el porcentaje de personas que creen que España dejará la recesión para entonces. Y en ese vaivén se mueve su confianza, que tras crecer seis puntos hasta junio, retrocedió en cambio tres hasta septiembre (77 puntos), según el último Estudio Global de Confianza de los Consumidores elaborado por la consultora Nielsen.
Esta situación da a entender que para los españoles la estabilidad económica y las mejoras laborales no van de la mano. Un escenario que dibuja precisamente Funcas, que apunta que el crecimiento de la economía se mantendrá estable, pero la tasa de paro ralentizará su descenso y para 2020 permanecerá en el 14%, el doble de antes de la crisis.
En cambio, no parece preocupar en sí la estabilidad política. Y es que, a pesar de los más de diez meses sin gobierno, solo un 15% la sitúa entre sus máximas preocupaciones. Por el contrario, más del doble cita la seguridad laboral y la economía como las dos cuestiones que más le quitan el sueño. Y en esto se diferencian además de los europeos, que en conjunto siguen especialmente preocupados por el terrorismo (29%).
El empleo, como motor del consumo, afecta más que la propia marcha de la economía a la percepción del consumidor a la hora de elegir si es un buen momento o no para comprar aquellas cosas que necesita o quiere. Y en este sentido, en el último trimestre, el porcentaje de españoles que piensan que es un mal momento para esas compras creció en cuatro puntos (hasta un 62%) con respecto al trimestre anterior.
De hecho, la incertidumbre laboral provoca que se tomen medidas de ahorro, siendo el recorte en las salidas de ocio la más común entre seis de cada diez. Además, en torno a la mitad trata de economizar reduciendo la factura energética o bien la compra de ropa (que es curiosamente la principal medida de ahorro en Europa).
Para el director general de Nielsen Iberia, Gustavo Núñez, “no hay tanta causa efecto entre la falta de gobierno y la subida o bajada de la confianza del consumidor. Lo que hace mella en el consumo es una tasa de desempleo cercano al 20%, y el que no está en paro, conoce a alguien que lo está. Es cierto que estamos mejor que hace un año, pero hay más de cuatro millones de personas en búsqueda activa de empleo y eso condiciona el consumo”.