Tras los comunicados emitidos por dos organizaciones del sector cárnico español (ANICE y CONFECARNE) en relación al estudio sobre la calidad de las hamburguesas envasadas, la OCU lamenta el ataque a la falta de rigor del estudio en lugar de realizar una mínima autocrítica y extremar los controles. En segundo lugar, la OCU nunca ha pretendido, como se señala en esos
comunicados, “generar confusión y sensación de inseguridad en el consumidor”, ni “implantar una inexplicable cultura de desconfianza y rechazo a los productos alimentarios”. Muy al contrario, el estudio de la OCU se enmarca dentro del derecho de todos los consumidores a recibir una información veraz y rigurosa y, a partir de ella, poder realizar una elecció responsable. En ninguna parte del artículo publicado por la OCU se habla de un problema de seguridad alimentaria. Al contrario, se afirma que los problemas de las muestras analizadas derivan de su falta de calidad (solo 5 de las 20 hamburguesas analizadas aprueban en calidad de la carne) y no de su seguridad como lo atestiguan los propios análisis realizados por la OCU.
En relación a la presencia de ADN de caballo en dos de las muestra analizadas, la OCU insiste en que ello no pone en riesgo la salud del consumidor. Sí es cierto que ello supone un fraude para quienes compran un producto pensando que es de vacuno cuando, en realidad, contiene carne procedente de otro animal. En ningún momento la OCU ha escrito o ha insinuado, ni en su publicación ni en sus comunicados, que la carne no sea apta para el consumo humano.