Stanley Bendelac, insigne publicitario, escritor y maestro de una generación de profesionales se ha ido «Sin tirar la toalla», rememorando su penúltimo libro, casi del mismo nombre. Este fin de semana la profesión conocía su fallecimiento tras una larga lucha con el cáncer, el pasado 24 de julio en Madrid. Aunque de él se puede repasar una intensa trayectoria como fundador de Delvico, en 1970 (Delpire Advico) hasta su retirada de la profesión en 2005, o su nombramiento como miembro de honor de la Academia de la Publicidad o sus libros ‘Nunca tires la toalla’ y ‘Lo importante no es cómo te caes, sino como te levantas’, o el haber trabajado con los principales clientes españoles, lo esencial es el cariño que ha dejado, con su saber hacer, entre los que han querido recordarle en su facebook.
Recordamos algunas de la sentidas expresiones de reconocimiento de otro insigne académico de la publicidad, Manuel Verdura: «Es como si hubiera muerto mi padre profesional. Gracias a él me inicié en esta profesión llamada publicidad. Yo solo tenía 18 años y gracias a él, que siempre creyó en mi, pasé de botones a jefe de producción gráfica en sólo cuatro años. Al menos la mitad de lo, poco o mucho, que soy en esta profesión se lo debo a Stanley. Mis más sinceras condolencias para su familia, especialmente para su hija Ruth Bendelac Gordon».
Miguel Justribo Ferrer; «Para mi el más grande e irrepetible de la Publicidad en España. Stanley fue mi jefe en Delvico y nunca he visto ni veré a alguien como él. El mayor talento , capacidad de seducción , y todos los adjetivos que queráis »
Pero el testimonio de Sergio Rodriguez, recordando como Stanley quería ser recordado, conociendo mejor el Centro de Documentación Publicitaria, merece ser recuperado: » Hace justo un año, en julio del 2014, te tenía por aquí, en el Centro de Documentación Publicitaria, abriendo aquel maletón gigante que traías directamente de Madrid, cargado de parte de tu historia, deseando que la conserváramos aquí. Ya habías mandado anteriormente cosas pero en esta ocasión, querías traerlo tú personalmente, sobre todo para conocer in situ lo que hacíamos en el Centro por conservar el patrimonio publicitario. Me entristece mucho ver que en tu perfil de Facebook, lo último que escribiste es precisamente esto, tu viaje a Mallorca.
Tras este viaje, me contaste ya lo del maldito cáncer. Lo hiciste al mismo tiempo que deseabas que aquel cartel art decó que te regalaron tus compañeros de BSB, estuviera conservado también en nuestro Centro. Y así fue. El cartel llegó enmarcado y protegido de tal manera, en una gran caja de madera fabricada para la ocasión, que ni el traslado del Guernica. El transportista aún se está acordando de nuestras familias. Hicimos hasta un vídeo de agradecimiento que hoy me gustaría volver a recordar. Aquello fue muy hermoso por tu parte Stanley, muchísimo.
Pero ese maldito cáncer. Demasiado rápido Stanley, demasiado. Hace un par de semanas que te llamé al móvil pero no hubo suerte, te dejé un mensaje, para saber cómo iban las cosas, tu lucha. Teo Marcos me había comentado que te habían operado hace poco. Demasiado rápido Stanley, demasiado rápido. Quería también hablar contigo para darte una alegría, para contarte que el archivo histórico de Delvico, de tu amada agencia, que hoy en día lo conserva JWT, se viene también a Mallorca en breve, ¿te imaginas Stanley? Estoy convencido que te habría hecho muy feliz. Tan feliz como estabas hace justo un año, cuando te iba enseñando los tesoros que aquí conservamos y tú no parabas de repetir: “Esto es impresionante, yo no me imaginaba estas cosas”. Tus ojos brillaban Stanley, tanto que ahora, mientras te escribo, es difícil no emocionarse al recordarlo.
¡Ay Stanley! Hoy no me siento Flex. Porque esto no es para gente encantadora. Sin ganas de usar las alas. Porque tu despedida, ha sido como Hacienda, que aunque seamos todos, siempre duele. Tú ya me entiendes».
Hasta siempre Stanley.