Mejoran expectativas de los consumidores tras el nombramiento de Rajoy, según informe de Millward Brown pero se postergan los grandes gastos o a largo plazo.

Se trata del informe de “Perspectivas de Consumo” que elabora MILLWARD BROWN con los resultados de una encuesta mensual sobre la valoración de los consumidores acerca de economía del país y sus expectativas, la economía del hogar y sus previsiones de futuro. Según el informe, tras el resultado de las elecciones, se ha producido briznas de expectativas positivas a largo plazo,sobre todo alrededor del desempleo aunque muy limitadas. Sigue dominando la sensación de que la economía europea flirtea con el abismo y que la española depende de decisiones que escapan a su control y puede arrastrarla por turbulencias ante las que nada pueden hacer España, su gobierno y su economía. La sombra del náufrago del “Manuscrito hallado en una botella”de E.A. Poe, refleja el estado de ánimo de la opinión pública española: en un navío a cargo de una tripulación fantasma arrastrado al abismo por fuerzas colosales, incomprensibles y temibles.

Este estado de temor generalizado ante el futuro de fragilidad ante una situación que escapa a cualquier control, se palía con decisiones de consumo que relajan la tensión: aflojar ligeramente el control sobre pequeños gastos,mientras se congelan las decisiones a largo plazo que puedan acarrear riesgos imprevistos. Permitirse pequeñas alegrías que no comprometan los presupuestos familiares ni si quiera a corto plazo,como forma de aliviar la frustración de expectativas de largo plazo archivadas sinedie. Algo es algo.

El trabajo de campo del Índice de Comportamiento del Consumidor de Millward Brown realizado del 21 al 26 de noviembre, justo tras las elecciones, muestra apatía en los indicadores más relevantes que tienen que ver con la economía “real”. La dinámica negativa sigue su curso. El índice se sitúa en el punto más bajo de la serie desde 2008, por debajo del -42,1 registrado en mayo-11 cuando todos los indicadores cayeron o giraron negativamente, rompiendo el soporte que se había definido entre 2008 y abril-11. Ahora baja a -43,1, tras -unos meses de vaivenes por debajo soporte citado, es decir, en un clima depresivo. La depresión alcanza ahora un nuevo referente numérico negativo. Por tanto, sigue dominando la sensación de estancamiento, amedrentamiento de los individuos y hogares que ante la agresividad de una crisis que escapa al control de los individuos y los Estados. Ante la que lo único que cabe hacer es reducir riesgos eludiendo compromisos a largo plazo, y aliviar la tensión a corto. El comportamiento es absolutamente racional, las decisiones a largo plazo se congelan y los precios siguen siendo el eje principal de las decisiones. Confianza de los consumidores en los últimos meses.

En cuanto a componentes del ICC de MB (Diferencia de porcentajes entre opiniones positivas y negativas). La valoración de la situación económica del país sigue siendo extremadamente negativa (-82,4, es decir, el 1,2% la considera buena, mientras que un 83,6% la juzga mala o muy mala), se debilita la opinión sobre la situación económica de los hogares (el 28,0% la valora buena o muy buena mientras que un 19,6% mala o muy mala, en un indicador con un fuerte sesgo según el status social) y se desploma la opinión sobre el momento para realizar grandes compras (-55,2), lo que apunta a que los mercados que impliquen grandes inversiones se mantendrán casi congelados en los próximos meses, incluso con tendencia al descenso, lo que parece inevitable. Y refleja el extremo recelo de los consumidores para asumir compromisos a largo plazo salvo que se tengan las cosas muy aseguradas.

Más llamativo es el giro en el indicador sobre la evolución del desempleo. Súbitamente, el pesimismo dominante se ha transformado en una expectativa positiva, seguramente frágil a medio plazo. Aquí se están volcando los deseos, más que la racionalidad. Justo en la semana siguiente del al trabajo de campo se hacían públicos los datos de aumento de desempleo registrado y el retroceso en el número decotizantes a la Seguridad Social. Es decir, se trata de una opinión a contracorriente de la realidad económica, lo que no es habitual en una opinión pública que se ha comportado con extraordinario realismo a lo largo de toda la crisis y ha ido viendo sus pasos con una llamativa racionalidad. Hay, por tanto, encerradas en ese dato, muchas expectativas y demandas de giro en la situación del empleo. Es decir, incluso a contracorriente de la realidad, el resultado de las elecciones ha producido alguna expectativa positiva. Se dan opiniones sobre el inicio de la recuperación en mínimos(8,4%, el registro más bajo de la serie), pero aumentan quienes declaran que tienen confianza en que empiece a notarse la recuperación en los próximos meses(26,4%).

No sabemos si se trata de sectores ideologizados para los que la victoria del Partido Popular habría de tener efectos casi mágicos,o de sectores en situaciones precarias que necesitan agarrarse a cualquier esperanza de cambio en lo que se refiere al empleo. Pero estas expectativas gravitan sobre los sectores que votaron al Partido Popular. Cabe deducir a partir de los datos que tras este leve giro de las expectativas se encierra la idea de que un paso necesario para salir de la crisis era cambiar de gobierno.

En cuanto a cómo afectará al consumo será en controlar gastos, incluso de reducir niveles de vida, pero también se buscan resquicios en este clima. Por un lado, se mantiene la tónica de controlar los gastos domésticos aunque se percibe un leve descenso en los gastos relacionados con la alimentación, la hipoteca y los desplazamientos en transporte privado o público. Aunque estos datos muestran altibajos la tendencia apunta un leve relajamiento en la percepción de gasto en estos conceptos. Se mantiene sin embargo la sensación de disminución de los gastos en otros conceptos como vestido y complementos, aparentemente cada vez más controlado; pequeñas aficiones, viajes de fin de semana, salir a tomar algo o a espectáculos.

Por otro lado, la valoración del momento para realizar compras sigue descendiendo aproximándose a los niveles del estallido de la crisis (2008) en una trayectoria impresionante por su regularidad desde el tercer trimestre de 2009 (gráfico 3). En este dato, además, los datos mensuales más recientes (línea discontinua) se están situando regularmente por debajo de la tendencia (línea continua) lo que sugiere que seguirá empeorando progresivamente. Como se ha señalado en anteriores informes, este dato se calcula sobre una bolsa de 22 productos y servicios, lo que hace pensar que es muy consistente como indicador global de la evolución de la demanda interna en su conjunto.

La bolsa de 22 productos y servicios, muestra que se mantiene la extrema precaución a asumir compromisos a largo plazo. En un periodo de incertidumbre en el que la economía global parece fuera de control, la decisión más razonable parece, precisamente, controlar los compromisos a largo plazo. Da la impresión de que los consumidores hubieran renunciado ya a mejorar su nivel de vida a través de grandes compras de vivienda o equipamientos. Se afronta y se asume una larga etapa de estabilidad, incluso de reducción de los niveles alcanzados. En tales condiciones, la decisión parece ser evitar amargarse la vida innecesariamente, por tanto, se están aflojando levemente los controles sobre consumos pequeños. Todos aquellos consumos que se sitúen en un horizonte de 300 o quizá 500 euros, que se pueden solventar de inmediato, se puede considerar su compra. En tanto los que superan este gasto se someten a una reflexión que incluye generalmente postergar o retrasar las compras.

Comparando la media de valoración del momento de compra de cada tipo de producto o servicio en el trimestre de mayo, junio y julio con el de septiembre, octubre y noviembre, se está produciendo un relajamiento en la valoración del momento para comprar teléfonos móviles, agendas electrónicas, etc., salir de bares o restaurantes, comprar productos cosméticos, pequeños electrodomésticos o videojuegos,o pequeños gastos.

Muy cerca de este relajamiento aparecen los ordenadores,salir al cine o espectáculos de diverso tipo. Por el contrario, el control sobre las decisiones que implican grandes gastos se han extremado: viajes de fin de semana, comprar casas y pedir préstamos o hipotecas, coches, seguros, etc. También se están controlando cada vez más los gastos que tienen un fuerte impacto sobre el presupuesto familiar como los viajes de fin de semana o el consumo de alimentos o, en menor medida, de ropa y complementos o muebles. En suma, se está aflojando el freno en los pequeños gastos que hacen grata la vida, mientras se está pisando con fuerza en los grandes gastos que implican compromisos en un largo horizonte que va más allá de lo que se puede prever. Otros indicadores, como la actitud de los consumidores ante las marcas, la expectativa sobre ingresos, etc., se mantienen estables, en niveles similares al mes pasado.

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