Pedro Arriola: «Se han perdido las certidumbres. Y eso es muy difícil de combatir ante la velocidad de los cambios. La única línea que no hay que pasar con los medios es el sometimiento».

El Asesor externo personal de Mariano Rajoy, José María Aznar, etc del PP, desde 1989, se autodefine, como un “asesor externo del Presidente, nada más, con un contrato renovable, sin ningún tipo de blindaje”. En esta entrevista con El Programa de la Publicidad nos ofrece las claves de los liderazgos actuales y su relación con internet (“no tengo Twitter”- señala) y los medios, así como con sus clientes.

¿El liderazgo está en crisis? ¿Qué claves destacaría de por qué está en crisis cuando la comunicación ha avanzado más que nunca…?

“No voy a entrar, porque sería remontarnos a la noche de los tiempos, sobre qué es el liderazgo. Hoy lo que se produce con cambios innegables es la comunicación en general, sobre todo por los medios, por la crisis en general. No hay crisis de liderazgo, sino social, porque hay un proceso de cambio económico acelerado, en los últimos 30 años en los que es muy difícil definir dónde estamos. Por tanto todo está en cuestión y de ahí la crisis de liderazgo y de otras cosas”.

Entre sus conclusiones ¿cuáles son las torpezas más habituales de los políticos, en técnicas de liderazgo (decía Luis Arroyo, ex jefe de Gabinete de Miguel Barroso en Moncloa, por ejemplo que a veces los Ministros no entendían que los telediarios eran limitados y debían coordinarse para no monopolizarlos o solaparse unos a otros…)

“El mayor error de los políticos y muchos otros es confundir los deseos con la realidad. Primero hay que ser muy conscientes de lo que está ocurriendo en la base de partida y cuáles pueden ser los instrumentos para modificarla. Si equivoca el diagnóstico, casi todas las medidas que vaya a tomar serán equivocadas. Dicho de otra manera, si quiere ir a Barcelona y equivoca el mapa, puede terminar en La Coruña. Esa es la primera cuestión antes de cualquier otra en comunicación. Saber donde se está y saber transmitir a la mayor velocidad posible en cada momento – teniendo en cuenta que el político no puede contar siempre todo y en todo lugar- y tiene que usar la prudencia del liderazgo, pero contar todo con el mayor grado de veracidad posible y adecuadamente. ¿Para qué? Para acabar con la angustia de no saber a donde vamos”.

Toni Blair ha reconocido su coqueteo con los medios de comunicación de Murdoch, como fuerza esencial a la que no te puedes oponer si quieres gobernar. ¿Hasta qué punto comparte esta opinión y cuál es la línea que no se debe traspasar?

“El sometimiento. El político no debe olvidar que se debe a los electores, a quienes le han puesto en ese lugar y no a un grupo de presión ya sea económico, mediático, religioso, cultural o de cualquier otro tipo. El interés general expresado libremente estresado en las urnas. Ese no se debe traspasar nunca. Ahora, es evidente que todos esos sectores, hablando del mediático, y hablamos de un gran líder de comunicación como es, o como fue, Blair, y como decía Orwell, “todos los animales son iguales, aunque algunos más iguales que otros”.

Decía, Malcolm Gladwell, que la gran diferencia de hoy en la comunicación de internet era que los jóvenes aprendían todo tipo de contenidos solos, sin nadie que tutele su asunción de conocimientos. ¿Cómo recuperar ese tipo de públicos, cuando se ha mostrado tan crítico con la “trivialización favorecida por las redes”? Vd proclamaba en el Debate que no tenía Twitter…

“No es que sea poco partidario. Las redes sociales están ahí y es un medio de presente y de futuro. Pero hay que tener cuidado con ellas, como con cualquier cosa, que irrumpe y tal. Yo con la edad que tengo va a ser muy difícil que me haga twittero fervoroso, pero no dejo de reconocer la influencia que tienen Twitter, como los blogs, y otros. Es una democratización, con comillas, de la comunicación, que antes estaba monopolizada por los medios de comunicación ya fuera radio, prensa o tv, que han saltado por los aires y ahora múltiples fuentes de información no siempre contrastadas. No hay información más peligrosa que la que es falsa. Y eso es lo que hay que cuidar. Todo se puede decir siempre que sea realidad y tenemos buenos ejemplos de ellos. Ahora bien, lo que se vaya a contar que tenga relevancia, que sirva para algo y que tenga interés, lo que siempre es discutible para unos y otros, pero no que responda a la realidad”.

La situación actual en España hace que la comunicación en España esté girando a la máxima de Groucho Marx de “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros?” La supervivencia, vamos, para superar todos los disparates que nos están ocurriendo entre unos cargos y otros?

“Ja, ja. Es la Teoría del Caos. Es posible. Siempre ha ocurrido. Lo que ocurre es que hoy tenemos más medios (más cámaras, más informadores) para observarlo. Pero el Caos algunos lo creen saludable. La Teoría marxiana –la de Groucho, no la de Don Carlos- tiene bastante de realidad. “Si no le gustan estos argumentos tengo otros tantos para ponerlos a su disposición”. Porque la realidad también es complicada desde el punto de vista del Observador”.

Max Weber decía que había que huir del “político profesional” no sé si lo comparte o todo lo contrario tras lo que ha señalado en el debate de Liderazgo de Ketchum Pleon, sobre que cuanto más profesionales, mejor, para no poner la política en manos de cualquiera…”

“El político no es un oficio como cualquier otro. Uno se prepara para ser ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, otros en temas mercantiles, o médico, o controlador aéreo. No hay una Academia para preparar políticos. Un político es alguien que ejerce un liderazgo en razón que los demás lo eligen para ejercer esa función y esta es la esencia de la democracia. El ciudadano elige a unas personas para que le representen. La complejidad de la política de hoy en el primer tercio del siglo XXI, no tiene nada que ver con algo tan cercano como el primer tercio del siglo XX. Absolutamente nada que ver, aunque ya había aviación, por ejemplo, pero manejar aquellos aviones era extraordinariamente simple comparado con los actuales de 600 o 700 personas. Hoy se exige al político, sea de poder o de oposición, muchísimo más nivel de conocimiento, dedicación, y esto exige una profesionalidad”.

¿Tiene el poder para decirles a sus clientes que no está de acuerdo en algo muy grave o de gran trascendencia, según su punto de vista?

“Un consultor externo, como es mi caso, faltaría a la deontología de su profesión, sino fuera capaz de hacer eso. Eso que hay que hacerlo con prudencia y siempre a solas. Un consultor no debe expresar sus opiniones en público. No me oirán nunca expresar mis opiniones sobre estas materias en público, o en una reunión… ¿Por qué? Porque hay que decírselas al cliente que te ha contratado para eso y confía en tus opiniones y tu absoluta independencia. Me pagan por emitir unas opiniones desde esa independencia. Si no lo puedo hacer estaría sobrando y me podría ir perfectamente. Hay que decirles lo que uno piensa que no tiene porqué ser lo más acertado. Yo me puedo equivocar como cualquiera pero al menos es una opinión indoendiente libre, sin condicionar por las vicisitudes de la vida partidaria, gubernamental o ese tipo de historias”.

Varias consultoras, entre otras Interbrand decían hace unas semanas que uno de los grandes problemas para la competitividad española y en el tema de la marca España, es la categoría profesional de sus políticos. Decían que cualquier empresa exige a sus becarios, idiomas y algún o algunos master, pero nada a los políticos que van a administrar miles de millones, o billones de euros y después pasa lo que pasa…

“Sí pero yo estoy en contra de esa tesis. Creo que comparado con otras profesiones, y esto puede sonar interesado en razón del medio en el que me desenvuelvo, aunque yo no ejerzo en la actividad política, porque creo que el nivel de eso que se llama “clase política” es bastante alto. Y lo digo con conocimiento de causa. Y conozco bien ese como conozco otros. De la Comunicación, de la Abogacía, de la Ingeniería, carpinteros o de los taxistas y también en otros países en los que he sido asesor de políticos de esos países. No tenemos que avergonzarnos del nivel de nuestros políticos que tienen un nivel, en general, bastante adecuado aunque uno opinará en función de su ideología, “este me gusta más”. Y no voy a señalar pero podría ponerle ejemplos en donde, en general, el nivel es mucho más bajo que el nuestro”.

Igual que Luis Arroyo ponía aquellos ejemplos de errores de comunicación, ¿qué no le gusta o le gustaría corregir de la comunicación actual para una crisis tan profunda, o de la de sus propios asesorados?

“De eso, evidentemente, es de lo que no puedo hablar y no hablo. En líneas generales sin hablar de asesorados o no, las angustias que siempre llegan –hay un alto porcentaje de la población que la perciben como angustiosa- es por no saber a donde se va. Porque se han perdido las certidumbres. Y eso es muy difícil de combatir ante la velocidad de los cambios. Muy difícil, de saber donde vamos en cada momento. Eso es lo que habría que resolver. Que el mayor número de personas fuera capaz de desvelar las incógnitas de a dónde vamos. Un razonables camino por el que transitar –por difícil que sea- en los próximos años”.

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