Un estudio de eDarling demuestra que un nombre de pila desafortunado puede llegar a influir decisivamente en el éxito personal y reducir la posibilidad de encontrar pareja por internet en más de un 50%. Los nombres más atractivos son Lucía y Javier, mientras que los menos afortunados son Jennifer y Jonathan. Los nombres anglosajones, aunque estén de moda, no resultan atractivos para la mayoría de las personas. Aunque en la vida real ni Jennifer Anniston ni el guapo Jonathan Rhys Meyers de los Tudor no tienen dificultades para encontrar pretendientes, la situación sería muy diferente si vivieran en España e intentaran buscar pareja en internet. Un estudio de eDarling demuestra que nombres como Jennifer o Jonathan tienen un 80% menos de posibilidades de éxito en la red. En este estudio, la Dra. en Psicología Wiebke Neberich, ha analizado los nombres con más éxito entre los usuarios de eDarling, un portal líder de búsqueda de pareja por internet. Al contrastarlos con los nombres más populares entre los españoles en 2008 (fuente: Instituto Nacional de Estadística), concluye: el nombre de pila juega un papel muy importante a la hora de buscar pareja en internet, siendo los nombres oriundos los que más aceptación tienen. A la hora de relacionarse por internet, los nombres como Lucía o Marta tienen hasta un 90% más de aceptación. En segundo lugar (con hasta un 80%), estarían nombres como Elena, Sofía, Irene o Laura. Sin embargo, los nombre anglosajones como Mary o Jennifer no triunfan entre los usuarios españoles. En cuanto a los nombres masculinos, Javier, Fernando o David son los que ayudan más a interaccionar en la era digital, con hasta un 90% más de aceptación. De cerca les siguen nombres como Carlos, Pablo o Álvaro. Adrián y Jonathan, son los nombres masculinos con menos probabilidades de éxito a la hora de relacionarse por internet. Para la Dra. Wiebke Neberich, a pesar de que algunos nombres menos atractivos no correspondan necesariamente con individuos de una clase social más baja o con menores recursos económicos, sí que es habitual que los nombres anglosajones se asocien inmediatamente con las características antes mencionadas. Y esto pasa también en otros países de Europa. En Alemania, como publicaba la revista Spiegel la semana pasada, no son Jennifer y Jonathan sino Kevin y Chantal los nombres ingleses que pueden llegar a convertirse en un diagnostico social. En palabras de Neberich «El rechazo continuo que las personas con este tipo de nombres sufren a lo largo de su vida, en el colegio, en el trabajo y en la vida en general, puede llegar a provocar una continua degradación de la personalidad, resultando en una alta correlación entre las personas con estos nombres y el tabaquismo, una menor autoestima o incluso un menor nivel educativo.» Este estudio pone de manifiesto cómo en internet el nombre adquiere una mayor dimensión al ser este la única referencia a partir del la cual podemos crear una imagen más humana de la persona que tras él se esconde, pasando a convertirse, el nombre, en muchos casos en nuestro primer y único filtro de aceptación. Y seguramente, por eso mismo, sea la familiaridad y confianza que los nombres tradicionales nos brindan y que los anglosajones nunca podrán otorgarnos, la clave de su éxito.