Un informe de Ernst & Young concluye que IKEA se benefició de trabajadores forzosos de la antigua Alemania del Este para fabricar algunos productos, en los 80.

Son resultados de una investigación de Ikea en mayo tras recibir acusaciones de haber usado el trabajo de presos políticos para los muebles de Ikea y que algunos empleados de Ikea lo sabían. La compañía ha señalado en un comunicado: «Pese al esfuerzo de Ikea de garantizar que no habría uso de reclusos en la producción, está claro que estas medidas no fueron lo suficientemente eficaces». Las acusaciones en contra de Ikea aparecieron el año pasado en medios alemanes y suecos. La noticia podría afectar a la reputación global de la marca, al ratarse de una marca global, famosa y muy valorada. Al admitir este affaire Ikea podrá ayudar a las víctimas a recibir una compensación por su trabajo en el este de Alemania.

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